26 de noviembre de 2011

Reuniones, la eterna batalla


No voy a descubrir nada nuevo si digo que las reuniones son, en general, un autentico agujero negro para nuestra productividad. Se organizan mal, más tiempo del necesario, se convoca a todo el equipo posible (sin pensar si les va a aportar algo o no), no se aclaran los objetivos, se discute continuamente sobre el sexo de los ángeles, etc, etc...

Las reuniones son necesarias, nadie lo duda. Pero el 90% son improductivas o altamente improductivas. Y así nos va.

En mi experiencia personal, después de más de 7 años currando en empresas, consultoras, clientes..., corroboro totalmente ese porcentaje. Son pocas, poquísimas las reuniones a las que he asistido que hayan sido medianamente productivas. A veces pienso, como dice un colega mio, que las reuniones las ponen con las excusa de charlar y relacionarnos entre los compañeros, pero de una manera que parezca que estamos trabajando...
O como decía cierto libro, las reuniones de trabajo no deberían llamarse "de trabajo", porque cuando te reúnes... ¡no trabajas!

Hay jefes o responsables que tienen lo que yo llamo "reunionitis aguda". Se pasan las semanas convocando reuniones de seguimiento de todo tipo, o para cualquier cosa, convocando a cuanta más gente mejor. Te das cuenta además que así se sienten bien, o se sienten con más poder, convocando reuniones porque si... Eso si, la mayoría de ellas solo sirven para perder el tiempo.

Una de mis últimas experiencias de "improductividad total" fue en una reunión. Mi jefe nos metió en una reunión de los usuarios "de alto nivel" de nuestra aplicación, en la que iban a discutir ciertas movidas sobre los requisitos de una funcionalidad del proyecto en el que estoy. Yo, viendo los correos y la convocatoria de la reunión ya me olía que no nos interesaba para nada asistir a ella: se iban a tratar temas a muy alto nivel que a nosotros no solo nos daban casi igual, sino que no teníamos ni voz ni voto en ellos. Mi jefe se emperró en que fuéramos, aun contándole yo todo esto.
Llegamos un colega y yo a la reunión. Y además llegamos 5 minutos tarde... Entramos... todos de traje y corbata, con su portátil cada uno. Nosotros, vestidos totalmente informal, con nuestra libreta y boli. Saludamos, nos sentamos... y creo que no abrimos la boca en toda la reunión. Empezaron a discutir de movidas bancarias de alto nivel que a nosotros nos la soplaba... La reunión duro 2 horas, en la cual, no nos enteramos de nada, ni sacamos nada en claro. Eso si, yo creo que los "trajeados" estuvieron a punto de descubrir  el sexo de los ángeles, poco les falto...
Y la reunión no solo fue improductiva para mi colega y yo... era increíble ver que, mientras uno hablaba, la mayoria de los demás tecleaba y clickeaban como locos en su portátil... ¿tomando notas? no, no... Contestando y procesando mails, hablando por gtalk...

Y ojo con esto último que os cuento, porque por lo que veo se esta convirtiendo en una costumbre en ciertas empresas, departamentos, etc. Ir a una reunión con el portátil, y cuando no estés tu hablando, aprovechas y despachas correos, consultas twitter... Incluso me comentaron hace unos días, que en cierto departamento del cliente donde trabajo, el mismo jefe recomienda a sus chicos que, cuando vayan a cierta reunión de seguimiento se lleven el portátil para, mientras no les toque hablar a ellos, ir avanzando trabajo... (esto es completamente verídico).

¿Que experiencias tenéis vosotros?


Imagen vía kismihok bajo licencia Creative Commons.

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